Pérdidas, separaciones y abandonos: El cuerpo como testigo del quiebre

Pérdidas, separaciones y abandonos: El cuerpo como testigo del quiebre 1024 677 TCA Centro Aconcagua

Algunas experiencias duelen tanto que parece que el mundo se detiene. La muerte de un ser querido, una separación profunda, un abandono inesperado. No son solo pérdidas: son quiebres en la continuidad de la vida, momentos donde se rompe el sentido. 

Frente a estos eventos, se reactivan vivencias emocionales intensas: soledad, desamparo, vacío, miedo, desorganización interna. Muchas veces se despiertan antiguos sentimientos de no ser suficiente, de no ser visto, de no tener valor. Y en ese terreno frágil, el síntoma puede irrumpir como un intento de regular el caos emocional: controlar la comida, el cuerpo, el ejercicio. No se trata de una elección consciente, sino de un intento por recuperar alguna forma de estabilidad. Pero el alivio que ofrecen estas conductas es pasajero y su costo suele ser muy alto.

Por eso, ante una pérdida o ruptura, es fundamental escuchar lo que emerge. No minimizar ni “tapar”, sino abrir espacio a lo que duele, a lo que desorganiza, a lo que no tiene nombre. El trabajo terapéutico busca precisamente eso: recuperar la continuidad subjetiva, habilitar un relato posible, y ofrecer herramientas reales para sostener el dolor sin que el cuerpo tenga que hacerlo solo. El síntoma es una señal, no un camino. Y aunque todo parezca roto, siempre es posible empezar a reconstruir.