Niñez e imagen corporal

Aunque los Trastornos de la Conducta Alimentaria se asocian tradicionalmente con la adolescencia, cada vez se observan con mayor frecuencia signos de alerta en edades más tempranas. Niños y niñas que, incluso antes de la pubertad, manifiestan una fuerte insatisfacción corporal, preocupación por la delgadez o deseo de hacer dieta. En muchos casos, estas manifestaciones pasan inadvertidas. Sin embargo, sabemos que el inicio precoz es un factor de riesgo y que, cuanto antes aparece la preocupación por el cuerpo, más impacto puede tener en el desarrollo subjetivo y emocional.

No se trata solo de una moda o una frase al pasar. Cuando un niño empieza a hablar de su cuerpo con juicio, con vergüenza, con miedo a engordar, o cuando aparecen conductas alimentarias selectivas, ocultamiento de comida, rechazo a alimentarse o comentarios persistentes sobre querer verse “flaco”, estamos frente a señales que deben llamarnos la atención. La presión social, la exposición a redes, el modelado de figuras adultas o del entorno inmediato pueden impactar mucho antes de lo que imaginamos. La idea de que la valía personal depende de cómo nos vemos —y sobre todo de cuán delgados somos— se instala con fuerza, incluso en edades donde el cuerpo está apenas comenzando a cambiar.

Detectar estos signos a tiempo puede hacer una gran diferencia. Por eso es clave el rol de madres, padres, centros educativos y adultos referentes en general. Escuchar sin minimizar, preguntar sin invadir, ofrecer un espacio donde la imagen corporal no sea el eje de la identidad ni del afecto.